El Servicio Federal de Inteligencia (FIS) de Suiza advierte de que los ciberataques con fines de espionaje (incluidos los dirigidos contra operadores de infraestructuras críticas) van a aumentar como consecuencia de los esfuerzos occidentales por degradar las redes de inteligencia humana de Rusia en Europa.
Los servicios de inteligencia de todo el mundo tendrán que invertir en su capacidad «para adquirir datos en el país y en el extranjero«, declaró el FIS en su informe anual de situación el lunes, centrándose principalmente en «entidades que gestionan volúmenes particularmente grandes de datos sensibles«.
Entre estas entidades figuran «proveedores de servicios financieros, administraciones estatales y operadores de infraestructuras críticas«, según el servicio de inteligencia, junto a empresas como hoteles.
«Otros objetivos adicionales son las empresas tecnológicas que proporcionan redes sociales, servicios de comunicación, motores de búsqueda o incluso la vigilancia digital de los bienes personales de las personas y que recopilan información sobre los usuarios mientras lo hacen«, advirtió la agencia.
Explicó que este ciberespionaje era una «medida compensatoria… cuando se ha producido una reducción del personal de inteligencia desplegado en los países objetivo«.
Los gobiernos europeos han expulsado a cientos de espías rusos que trabajaban bajo cobertura diplomática desde la invasión de Ucrania. El jefe del servicio de seguridad interior británico, MI5, afirmó que de los 600 diplomáticos convertidos en personas non gratas en todo el continente, 400 eran espías.
A pesar de las expulsiones, el FIS advirtió que la guerra en Ucrania había creado oportunidades para que los servicios de inteligencia rusos «introdujeran de contrabando a más de sus propios empleados en Europa como refugiados«.
Aunque esto hizo posible que algunos espías «viajaran sin ser detectados y fueran admitidos temporalmente«, su estatus de refugiados no proporciona el mismo nivel de acceso que tener espías operando con acreditación diplomática, y como tal, al menos durante varios años, esto significaba que estas personas no serían sustitutos eficaces.
La advertencia de Suiza se hace eco de la realizada a principios de año por el servicio de seguridad e inteligencia de Dinamarca, que afirmó que las expulsiones podrían dar lugar a una nueva oleada de espías encubiertos que se harían pasar por «periodistas o gente de negocios».
El periódico suizo Neue Zürcher Zeitung informó de que la mayoría de los diplomáticos rusos expulsados de las naciones europeas de acogida no regresaron a Moscú, sino que viajaron a Suiza.
«Suiza es uno de los Estados con mayor número de agentes de inteligencia rusos que operan bajo cobertura diplomática, en parte debido a su papel como anfitrión de organizaciones internacionales«, informó el FIS.
El gobierno suizo es uno de los pocos de Europa que no ha anunciado públicamente ninguna expulsión de espías debido a la política de neutralidad del país -aunque el diario Blick informó de que se han producido expulsiones discretamente-, pero a pesar de esta neutralidad, sí adoptó sanciones de la Unión Europea contra Rusia tras la invasión.
En el prólogo del informe anual, Viola Amherd, ministra responsable de la agencia, escribió: «Aunque mantenemos nuestra neutralidad, queremos reforzar nuestra cooperación con la UE y la OTAN, porque queremos contribuir a la seguridad europea y porque redunda en interés de nuestra propia seguridad«.

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